El monólogo dramático
En dramaturgia, el monólogo, o escena unipersonal es
una forma de diálogo en el género dramático en el cual una persona
reflexiona en voz alta haciendo ver sus pensamientos, ideas y emociones
al público. Constituye la parte de una pieza dramática que sirve para
caracterizar a los personajes y por tanto posee un gran valor
psicológico en tanto que es una herramienta o forma de instrospeccion. En ese sentido, son famosos los monólogos de las obras de shakespeare, por ejemplo el que encontramos en Hamlet
que empieza con la famosa frase de «Ser o no ser». El monólogo puede
encubrir un diálogo que efectúa un personaje consigo mismo (que también
seria un soliloquio) o con un ser inanimado o desprovisto de razón. De
esa forma el personaje proyecta sus emociones fuera de sí. El monólogo,
en el teatro del siglo de oro español, solía encomendarse a los soneto o a las decimas y así, en comedias donde existe un gran juego de caracteres, aparecen muchos sonetos (el ejemplo característico sería El perro del hortelano de lope de vega).
Es muy importante no confundir con el soliloquio el cual, al igual que
el monólogo, el personaje habla con él mismo pero esta vez no le importa
realmente la comunicación con el público.
monologo uno:
http://www.rjgeib.com/thoughts/barca/barca.html
monologo dos:
Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es
más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta
fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a
ella, encontrar el fin? Morir, dormir… nada más; y con un sueño poder
decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil choques que
por naturaleza son herencia de la carne… Es un final piadosamente
deseable. Morir, dormir, dormir… quizá soñar. Ahí está la dificultad.
Ya que en ese sueño de muerte, los sueños que pueden venir cuando nos
hayamos despojado de la confusión de esta vida mortal, nos hace frenar
el impulso. Ahí está el respeto que hace de tan larga vida una
calamidad. Pues quien soportaría los latigazos y los insultos del
tiempo, la injusticia del opresor, el desprecio del orgulloso, el dolor
penetrante de un amor despreciado, la tardanza de la ley, la insolencia
del poder, y los insultos que el mérito paciente recibe del indigno
cuando él mismo podría desquitarse de ellos con un puñal. Quejarse y
sudar bajo una vida cansada, por el temor a algo después de la muerte –
El país sin descubrir de cuya frontera ningún viajero vuelve- aturde la
voluntad y nos hace soportar los males que sentimos en vez de volar a
otros que desconocemos. La conciencia nos hace cobardes a todos. Y así
el nativo color de la resolución enferma por el hechizo pálido del
pensamiento y empresas de gran importancia y peso con lo que a esto se
refiere, sus corrientes se desbordan y pierden el nombre de acción. (shakespeare)
monologo tres:
Muerte no seas mujer
Estás dormida a dos metros de mí.
En lugar de escribir me pongo a mirarte.
¡No hay nada que decir!
El silencio de una rosa en la noche da más testimonio
de Dios que la teología, y tal vez tenga el secreto que la belleza de
la palabra no puede nombrar.
Entonces me callo y te contemplo porque toda
sabiduría es callada, y el éxtasis es superior al conocimiento. Y a lo
mejor es verdad que la vida no es sino un cuento narrado por un idiota,
como dijo Shakespeare.
Dudo ahora que exista una belleza superior a verte
ahí, como una tentación, con los ojos cerrados, olvidando el mundo y
olvidada de él, siendo yo el único ser y tu único testigo ante la vida y
el tiempo.
Tu sueño te aleja de mí, pero yo te poseo más
plenamente. No estás en mis brazos, pero tampoco estás en el tiempo, y
es en ese rincón de la eternidad donde me reúno contigo, en una esencia
tan total que nada puede separarnos: ni la pasión, ni los días, ni el
recuerdo, ni el nocturno canto del búho, ni el horrible despertador de
las 5 de la mañana.
Aunque quise despertarte para sentir la voluptuosidad
de tus besos, de tus uñas que me confunden con una guitarra, ese placer
insólito de ver animarse por el ardor de tu cuerpo toda mi materia
espiritual adormecida por el razonamiento, elegí tu respiración inocente
que te unía más a mí que las palabras, tus viles palabras que nos
hablan del paso a la vida, y de que todo tiene un comienzo y un fin. (Gonzalo Arango)
RECUERDA QUE PARA LA PRESENTACION DEL MONOLOGO EL PROXIMO JUEVES PUEDES UTILIZAR TODOS LOS ELEMENTOS EXTERNOS QUE HEMOS ANALIZADO EN CLASE...